¿Los buenos hábitos alimentarios pueden contagiarse o influenciar sobre nuestros familiares, amigos o personas cercanas? Ya sea en el trabajo, encuentros ocasionales. ¿O los buenos hábitos alimentarios realmente dependen solo de uno mismo y no se puede hacer nada al respecto? Esa es la disyuntiva que planteamos hoy y es lo que vamos a desarrollar en esta nota.

Buenos hábitos alimentarios vs malos hábitos alimentarios.

Bien es sabido que si estás rodeado de alimentos que te gustan y son perjudiciales para tu salud puede ocurrir que termines abalanzad@ sobre las facturas, tortas, frituras. Y todo lo que tenga grasas saturadas o trans que le hacen mal como combustible a tu cuerpo. Este concepto está muy bien establecido en artículos importantísimos de revistas científicas, como la Obesity Reserch o la New Engand Journal Medicine. Este concepto es llamado “red de obesidad” En este caso ves familias enteras, grupos de amigos, reuniones en las cuales, los buenos hábitos alimentarios no se tienen ni en cuenta debido al efecto contagio.

Contagiar buenos hábitos alimentarios. ¿Es posible?

Si claro que es posible y es una alternativa muy interesante. Veamos un ejemplo muy actual y que no quiero dejar pasar en el día de hoy. Si bien NO corresponden a buenos hábitos alimentarios, si son excelentes hábitos que fueron indudablemente influenciando a un gran número de países.
Estamos en pleno mundial de fútbol y todos miraron atónitos a los japoneses juntando la basura que habían desparramado durante el partido. Luego le siguieron los Senegaleses, los Uruguayos y casi todos las hinchadas  ahora  lo están haciendo. Hasta a los hinchas de Argentina llegó la buena onda. ¿Quién lo hubiese pensado? Y así sucede en la mayoría de las situaciones de la vida.

¿Por qué es posible contagiar buenos hábitos?

Simplemente porque una persona que se cuida es admirada o mirada muy de cerca por el otro extremo de personas que no le gusta cuidarse. Una especie de líder o embajador de la buena salud. Según las neurociencias el cerebro humano tiende a seguir “algo” tratando de evitar pensar mucho. No porque el cerebro sea perezoso y si porque pensar gasta mucha energía. Es por eso que nos movemos día a día por automatismos que no requieren gasto de energía. El cerebro actúa como un ahorrador de energía.

Beneficios de contagiar buenos hábitos alimentarios.

Se imaginan si cada uno de nosotros lograse inculcar buenos hábitos alimentarios a una sola persona cercana. Solo una. Nada más que una. En poco tiempo seríamos el doble. Y luego el cuatruple. Esto sería muy importante para por lo menos lograr disminuir esta epidemia de Obesidad que continúa avanzando. Al punto tal que la expectativa de vida en esta generación es menor que la anterior producto de la mala alimentación y todas las enfermedades que esas conductas conllevan.

Conclusiones:

Entender que el cerebro humano tiende a seguir conductas exitosas es un concepto que me gustaría quede claro y es muy importante siempre tenerlo en cuenta.
Podemos tener el convencimiento de que es así y quizá aplicarlo. Vale la pena

¿No les parece?

Nos seguimos leyendo

Dr. Esteban Marinho para Puedo Adelgazar: Buenos Hábitos Alimentarios