Hola. ¿ Cómo estás?  Hoy quiero contarte una metáfora entre una mujer y dos monjes. Es extraída del libro “La magia de la Metáfora” El  autor es Nick Owen. La metáfora actúa a otro nivel cerebral y es muy utilizada en neurociencias.  Entonces primero va la metáfora y como siempre al final, una conclusión.

En esa conclusión vamos a utilizar el cuento de la mujer para compararlo con el sobrepeso. ¿Estamos listos? Empezamos entonces!!!

Aparece la mujer

Dos monjes iban de peregrinación. Habían recorrido ya muchos kilómetros entre enmarañados bosques. Pertenecían a una orden moniacal que les prohibía hablar con la mujer y mucho menos tocarlas. Procuraban transitar los caminos más apartados y se alimentaban de frutos silvestres. Era la estación de las lluvias y albergaban la esperanza de que el río que tenían que cruzar no estuviese infranqueable.

Pero divisaron que el río estaba desbordado. Había allí sin embargo una mujer. Vestía ropas elegantes y llevaba un paraguas. La mujer les imploró que la ayudaran a cruzar. El monje más joven se limitó a ignorar a la mujer y miró hacia otra parte. El mayor, sin embargo, no dijo nada, pero cargó a la mujer sobre sus hombros y cruzó el río. La depositó en la otra orilla.

El reproche y la mujer

Durante toda la hora siguiente, mientras proseguían su viaje a lo largo de los bosques, el monje más joven, censuraba al mayor. Con cierta vehemencia, desdeñaba sus acciones. Lo acusaba de haber traicionado a la orden y a sus votos. ¿Cómo se atrevió? ¿Cómo pudo? ¿En qué estaba pensando? ¿Quién le había dado derecho? Y así con abundantes reproches siguió largo rato. Mientras el monje mayor escuchaba en silencio.

Finalmente los monjes se adelantaron en un claro. El monje de más edad se detuvo y miró fijamente a los ojos del más joven. Se produjo en ese momento un largo silencio

Por último y en tono suave. Con una mirada clara y benévola. Llena de compasión. El monje de más edad se limitó a decir:

“Hermano hace ya una hora que dejé en tierra aquella mujer. Eres tú el que todavía sigue cargando con ella”

Conclusiones sobre la mujer:

En realidad la mujer representa la culpa. La culpa cuando comemos algo que te enseñaron que no va en la dieta porque engorda. Entonces aparece en nuestras cabezas la mujer-culpa con reproches como se los hacía un monje al otro. Nos flagelamos con palabras como pequé, transgredí, me fui al pasto, soy un desastre, no sirvo y demás lindezas.

Esa conducta no sirve para nada. ¡¡¡Sufrís por lo que ya pasó!!!

¿Por qué no actuamos como el monje anciano y sabio y dejamos atrás la mujer-culpa?

Ya está. Ya paso. No te quedes atrapado en el pasado. ¿Estaba sabroso lo que comiste? ¿Lo disfrutaste? Perfecto…engorda igual con o sin culpa. Disfrutalo y sigue para adelante. No te paralices por cosas que pasaron. Somos humanos, no robots. Quedarse atrapado en el pasado dificulta tu objetivo para el futuro

Seguí para adelante, olvidá la mujer, la pizza, la torta o lo que sea. No te culpes y no pierdas la mira en tu objetivo.

Que tengas una excelente semana. No olvides comentar que te pareció. Comentar te ayuda a vos y a todos.

Para puedo adelgazar de Esteban Marinho  “Mujer”